Más
de 600 docentes de la Arquidiócesis de Corrientes participaron este viernes 9
de septiembre del XII° Encuentro de Educadores Católicos que tuvo lugar en las
instalaciones del Instituto Pío XI, desde las 8.30. La conferencia central
estuvo a cargo de Monseñor Andrés Stanovnik quien se refirió a los nuevos
desafíos de los docentes y a la necesidad de que se entiendan como
transmisores, no sólo de conocimientos, sino ante todo, de valores, “sean
creyentes o no”.
“El docente, antes que todo, es
persona. El alumno lo ve así, como persona y de esa manera impacta en su vida.
Por eso, es esencial que además de transmitir conocimientos, le den sentido a
esa información, esto quiere decir que el docente lo haga transmitiendo sus valores
de vida”, expresó el Arzobispo de Corrientes.
Al referirse a los docentes de
escuelas católicas en particular, dijo que tienen la misión de iniciar a los
estudiantes en la fe. Asimismo, les pidió “ver desde la fe, no desde los
propios ojos”. En ese sentido mencionó la importancia de “mirar a los alumnos
desde la experiencia de la Alianza, hacer el esfuerzo interno de salir de sí
para mirarse y mirar a los demás con los ojos de Jesús, con sus sentimientos,
con su corazón”.
Este Jubileo Docente del Año de
la Misericordia, que se realizó bajo el lema “Misericordia, Bicentenario,
Educación: nuestros desafíos hoy”, fue organizado por la Junta Arquidiocesana
de Educación Católica (JAEC), y representó la culminación de un periodo de
debates y reflexiones que tuvieron lugar a lo largo de doce tutoriales durante
los meses de agosto y septiembre dirigidos a los equipos de conducción,
docentes y personal no docente.
Al finalizar, peregrinaron juntos
hasta el Santuario de la Santísima Cruz de los Milagros, unos de los templos
donde se encuentra la Puerta de Santa del Año de la Misericordia, símbolo del
poder Misericordioso de Dios a través del cual los fieles pueden alcanzar las
indulgencias.
De ese modo, y con Monseñor
Andrés encabezando la caminata, los docentes atravesaron juntos la Puerta Santa
y participaron de la celebración de la Misa.
“Atravesar la Puerta Santa es
signo de una verdadera conversión de nuestro corazón. Cuando atravesamos
aquella Puerta es bueno recordar que debemos tener abierta también la puerta de
nuestro corazón”. (Papa Francisco).
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